sábado, 20 de junio de 2009

Divagaciones varias.

Me siento abyecto. Cada dia pretendo obviar este hecho, pero lo único que consigo es agrandar la distancia de mi saciedad. Creo que tanta lectura de Tenzin como que no causó el efecto adecuado. A cada segundo siento mucha ira, contra todo, pero sé (concientemente) que aquello es solo el efecto del encierro, pues no estoy hecho un animal casero y siento como los dias pasan sin ser degustados. Hay tanto, y nada que pueda entregar. Esta sensación de insatisfacción y desconfianza retórica ya está bien cristalizada, pero considero que me amarga aunque no pretendo un solipsismo depresivo y esas estupideces. Sin embargo, la carencia me la he provocado y a nadie he de hechar quejas, porque ayuda he tenido, lo que no he tenido ha sido la astucia de declarame naufrago a tiempo.
Siento pena por aquellos, que nada tienen porque ni para sufrimiento les alcanza, ¿o acaso a alguien que no tiene agua para beber le preocupa estar solo? Creemos que sufrimos, y en realidad tenemos todo lo que necesitamos, pero somo insaciables. Antes nos conformabamos con un juguete en la navidad o cumpleaños, ahora necesitamos a alguien que nos quiera (y tambien el juguete) en el menor de los casos.
He querido a todas las que me quisieron, pero nunca les confié lo que no tenía, que era respeto. Siempre he creido que eso crece a través de las personas, pero ahora me doy cuenta de que en ocasiones debe anteponerse.
He desplazado, cuando ha aparecido, ese respeto, por el miedo terrible a relegar mis miedos en otros, y lo hice de la peor forma para así desharme de esta ira. ¡Dos pajaros de un tiro! que absurdo.
Merecen respeto, merecen agua, merecen merecer, pero no merecen esperar ser retribuidos. Eso solo es una ilusión maestra para eludir el inefable sentido de crueldad que se encuentra en la realidad; aquella que al pronunciarla no la nombras, y al mirarla no la ves.
Es un esfuerzo aun más cruel suprimir mis tendencias autodestructivas, pero nadie puede hacer promedios de lo que no puede agarrar.
Somos la burbuja encerrada por nuestros defectos, increiblemente ellos nos definen aunque no determinan el contenido. Ellos me dicen que no soy lo que pretendo, y por inducción casi nadie lo es. Que mal estan mis presunciones, ¿pero quien tiene buenas?
En un momento decidí encumbrarme en ideales, no obstante solo era cinismo para desviar la atención. Decidí creer en el amor y la verdad, y la justicia, y la democracia, y la decencia, y toda la sarta de necedades que me vinieron por consenso, pero no fue suficiente, no lo fue, porque no quiero mirar la realidad, la fenomenal realidad, de que soy un invento como todo lo demás, de que no existo como entidad sino como interrelación, que soy un accidente, que no soy un mesias, ni un libertador, ni un pensador, de que soy una mónada al nivel humano, un conjunto de memes al nivel del pensamiento. Soy el arquetipo del ser humano conciente del vacio, y miestras escribo pienso: "que genial soy escribiendo esto, a todos les gustará cuando la lean", demostrando así una incongruencia profunda con lo dicho y demostrando lo dicho al mismo tiempo, en un nudo Gödeliano insoportable; la falacia.
Por lo menos hay otros que piensan esto, pero no se dan cuenta de lo falso. Yo me doy cuenta y lo digo, esperando que esta "honestidad" me sirva de algo, pues ahora me abocado a la honestidad aunque no pueda.

Y al final, con un trago en la mano y mirandote a la cara me quede, y el vacio se fue, por un segundo, quizas la fracción de un segundo, porque pertenecemos a una verdad que nos es ajena y que bien se siente.